Atravesando el altiplano por el quinto tramo de la Carretera Transoceánica (Puno-Juliaca), volteé a ver a mis compañeros de trabajo de tesis: Pilar Lozano, Jean Paul "El Charapa" Ludeña y (la fuerza especial de apoyo) Ruth Montes; y se habían quedado dormidos.
Por un lado, sentía emoción de volver a mi querida Lima, a mi familia, a ella; sin embargo, también sentía nostalgia por dejar esta tierra que nos acogió con tanto cariño —a pesar del frio inmisericorde—, llena de gente buena y trabajadora, algunas con justa razón desconfiadas, pero que finalmente nos abrieron sus corazones y nos contaron acerca de sus sueños y sus frustraciones; pero por sobre todas las cosas, nos dieron una lección de lucha y de perseverancia.
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