Ayer, durante la clase de Gerencia de Operaciones, el profesor Alania nos contó la "parábola del dinero":
Llegó a un pueblo un ruso mafioso —forrado en dinero y acostumbrado al lujo y a los excesos— y entra en el único hostal del lugar. Le pide al dueño poder ir ver las habitaciones y le da un billete de 100 dólares.
El dueño del hostal sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. A su turno el criador de cerdos sale corriendo hacia el molino, para pagar lo que le debe al proveedor de alimentos para animales. El dueño del molino toma el billete y corre inmediatamente a liquidar su deuda con la prostituta del pueblo, a la que hace tiempo no le paga —en tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito—. La prostituta, con el billete en mano, sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces, y que todavía no había pagado, y le entrega el billete al dueño del hostal.
En ese momento, baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, y dice que no le convence ninguna. El dueño del hostal le devuelve el billete y el ruso se va. Nadie ha ganado un centavo, sin embargo, ¡ya no hay deudas en el pueblo!, y todos miran el futuro con confianza.
Como conclusión, el profesor afirmó que, desde el punto de vista socioeconómico, más importante que la retención del dinero, es su circulación.
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