Desde el miércoles por la tarde, que recibí la propuesta del profesor Guevara para que, junto a mi grupo, nos embarquemos en la tesis de maestría con deadline para sustentar en el mes de agosto —sí, señores: agosto de este año—; siento como si fuera yo una hormiga y una hoja A3 hubiera caído súbitamente sobre mí. En dos días, habiendo aceptado el reto (con 3 a favor y 1 en contra), siento que estoy pasando de tener poco tiempo libre a la nulidad temporal total, de estar casi topado de tareas y lecturas a la incertidumbre sobre si estoy a la altura de las circunstancias; en otras palabras, en shock.
Ayer se lo tuve que explicar a mis "stakeholders", y nada... a fin de día, llegó el correo del profesor con el cronograma de entrega de avances para mayo, junio y julio. El camino se pinta duro, sacrificado, espinoso; y aunque no veo todavía la luz al final de túnel, esta noche dormiré bien y, a partir de mañana, empezaré a cantar el tema de Alberto Plaza: ¡Pa'lante, pa'lante!
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