lunes, 21 de febrero de 2011

Hasta quemar el último cartucho

Estos cuatro últimos días han sido realmente complicados. No supe nada de Jessica Gamarra, sino hasta el viernes al mediodía; y encima para decirme que mi crédito había sido denegado —por el refinanciamiento de un crédito personal, que hiciera el año pasado—. No leyeron mal: mi crédito fue denegado.

Al minuto, luego de recibir la mala noticia, se inició un periplo de lamentaciones, buenas y malas ideas, alientos, buenas vibras y frustraciones; en general, desilusión. Pero también casi al minuto, un nuevo actor entró en escena, desapercibido, más bien invisible. Siempre fui escéptico a la expresión "mover influencias", hasta hoy. Gonzalo Podestá me acompañó, desde el BlackBerry, incondicionalmente; casi haciendo suyo el problema; sin temor a quemarse en el ardor de la batalla.


Hoy se quemaron todos los cartuchos posibles y mañana se define todo. Cualquier cosa puede suceder. Me voy a dormir, satisfecho de haber librado una batalla con honestidad e inteligencia; pero sobre todo, satisfecho de no haberla librado solo.

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